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Antecedentes

La era tecnológica–científica por la cual está atravesando la humanidad adolece de contradicciones en el terreno educativo. El bombardeo de estímulos sensorio-sensuales al cual nos expone la tecnología se contrapone a los esfuerzos de la educación formal, entendida ésta como el ámbito que promueve “la formación de un sujeto capaz de transformar la materia y apto para la convivencia culta”.(Benvenaste

1996). Los productos de las “nuevas tecnologías” ofrecen un atractivo sensorial y un alto grado de estimulación. Se apoyan fuertemente en las imágenes visuales y permiten una forma diferente de organizar y presentar la información. Los sujetos que asisten a las casas de estudios fuertemente estimulados por ella han experimentado cambios en su forma de pensar y de organizar sus ideas. Ha surgido una nueva generación caracterizada por la disminución en la frecuencia de la lectura, por la falta de gramaticalidad evidenciada en la dificultad en explicitar ideas u organizarlas sintácticamente. El sistema educativo vigente ofrece una propuesta que no produce el mismo tipo de excitación sensorial. A ello se agrega el tipo de programas cuya cantidad de contenidos importa más que la forma en que serán aprehendidos.