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Empecé mi actividad académica en la universidad en la entonces llamada Escuela de Aparejadores, de la mano de la prevención de riesgos laborales. En mi recorrido desde ese instante hasta ahora dos personas merecen especialmente mi reconocimiento: Javier Llovera y Jordi Fernández. Ellos son los responsables de que siga apasionándome la docencia y dedicándome a ella. Asimismo, en estos últimos años he tenido la fortuna de desarrollar también funciones de gestión en el Departamento de Organización de Empresas al lado de su actual director, Josep Coll, cuyo entusiasmo por la Universidad es fuente inagotable de aprendizaje por mi parte. No sé si todos ellos son conscientes, seguro que sí, pero su continuo interés por el estado de esta tesis ha sido un motor constante de motivación para mi, gracias a la cual hoy están escritas estas páginas. Muchísimas gracias.

Mi agradecimiento también a Inés Dalmau, Ramón Ferrer y Carles Serrat. Mi amistad y admiración profesadas hacia ellos han hecho que me tomara la licencia de solicitar su tiempo en incontables ocasiones. Sin duda saben que esta tesis está impregnada de sus consejos. Muchísimas gracias también en ese sentido a Maribel Peró.