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Son varios frentes los que se abren cuando se intenta reconocer el modelo de docente con el que nuestro alumnado llega a las facultades. Por un lado, nos encontramos con una experiencia acumulada durante quince años o más en instituciones educativas. En este tiempo han pasado por docentes de todo tipo y condición. Esto es lo que Knowles (2004) plantea como un proceso real de socialización profesional. El alumnado de educación no llega como una página en blanco acerca de qué es un docente y en qué consiste su trabajo, qué significa evaluar, qué es enseñar, qué acciones son válidas en la escuela y cuáles" funcionan", qué es ser alumno, etc. Su experiencia discente ha ido construyendo un modelo, el cual, entre otras cosas, está en el origen de su elección por la profesión.

Además, hay otro componente que forma parte de la configuración del modelo docente: la construcción social y cultural que la sociedad hace de los valores y principios que giran en torno a la educación y que revierten en la docencia. La sociedad posee un entramado complejo de significaciones que cruza sus instituciones y que forma parte del modo como entiende determinados procesos. En este caso, en nuestro ámbito cultural existen significados propios de cuestiones como el conocimiento, la disciplina, el orden, el aprendizaje, etc. que atraviesan la escuela, y que los sujetos comparten en cuanto miembros de esta sociedad. Es lo que Castoriadis (1983) define como" imaginario social" y que va más allá de las condiciones materiales de la escuela. Según esto, cada sujeto tiene una experiencia de lo que significa ser docente en la sociedad en la …