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A partir de los principales cambios que ocurrieron en los sistemas de educación superior de Argentina, Chile, Colombia, Brasil y México, este trabajo se propone analizar las grandes líneas de políticas educativas para el sector en los últimos veinte años, identificando a los actores que participaron en el proceso de formulación de esas políticas, así como las arenas donde se discutieron los temas básicos y se efectuaron las negociaciones que condujeron a nuevas estrategias y directrices. En los países en estudio la expansión de los sistemas de educación superior vino a responder a una demanda creciente por la formación universitaria. Esta demanda provenía, sobre todo, de una clase media que también se expandía rápidamente en función de las altas tasas de crecimiento de la economía y de su particular énfasis en el sector terciario. ¹ En realidad, ese proceso marca un punto de inflexión en los sistemas de educación superior: de un lado, el agotamiento de un patrón orientado hacia la formación de las élites y de la burocracia gubernamental; del otro, la necesidad de redimensionar el sistema en dirección a una educación de masas, capaz no sólo de absorber un número creciente de aspirantes como también de formar, a ritmo acelerado, profesionales en nuevas carreras y áreas de especialización. En mayor o menor grado, frente a estos cambios, los gobiernos intentaron generar políticas que buscaban poner las bases para la organización de un sistema de educación superior más moderno y eficaz.