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El 29 de abril del año 1978, detrás de una larga mesa del auditorio del Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid, se producía un abrazo histórico en el socialismo español: el entre Felipe González, Secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y Enrique Tierno Galván, Presidente del Partido Socialista Popular (PSP). A su lado, sonreían y aplaudían François Mitterrand y Ramón Rubial, Presidente del PSOE1. Cerraban el grupo Mario Soares, Bettino Craxi, y el Secretario general de la Internacional Socialista (IS), Bernt Carlsson. Los cuatro líderes extranjeros habían firmado como testigos el acta de unificación, bajo la mirada de una plétora de militantes y de delegaciones de partidos de izquierdas extranjeros2.