Los cambios demográficos y la transformación del mercado laboral mundial son dos factores importantes en la definición de nuevas formas de vida familiar y laboral. Los cambios demográficos han sido provocados por cambios en los patrones de formación de las familias, por cambios en los roles de hombres y mujeres en el hogar, por el aumento de la esperanza de vida y por la movilidad geográfica. Las transformaciones en el mercado laboral, por su parte, han generado un aumento de inestabilidad económica y de incertidumbre laboral, además de un ambiente de exigencia de productividad laboral. Lo anterior plantea serios desafíos para lograr un equilibrio entre las exigencias del trabajo y las responsabilidades familiares. Las presiones laborales (más horas de trabajo, incertidumbre laboral, flexibilidad en el horario laboral y movilidad) afectan especialmente a las mujeres, porque la mayoría de ellas siguen haciéndose responsables de los ámbitos doméstico y del cuidado familiar. Sin embargo, la falta de conciliación entre la vida familiar y laboral no solo afecta a las madres de familia, aunque es en ellas donde se notan claramente las consecuencias indeseables. En efecto, también los hijos que crecen en familias que no llevan a cabo un proyecto de conciliación de la vida laboral y familiar sufren consecuencias perniciosas en el ámbito escolar, en la conservación de la salud y en el disfrute de un ocio constructivo. Los estudios sobre conciliación de la vida familiar y laboral han revelado varias coincidencias respecto a la asignación desigual de las tareas domésticas en las familias residentes en Europa. Aun habiendo una importante diversidad de modelos familiares en este espacio geográfico, la incorporación de las mujeres al empleo remunerado no implicógeneralmente una redistribución equitativa de las tareas domésticas.