La percepción negativa de la migración irregular y la narrativa del miedo, se han visto exacerbadas a partir de la crisis económica mundial de 2008, contribuyendo a que el paradigma de la seguridad nacional sea el imperante en el discurso político actual a escala global, frente al discurso de los derechos humanos. Por consiguiente, la retórica securitizadora ha ido dominando el debate político de una manera tal, que se está dejando en un segundo plano la cuestión de cómo pueden las migraciones contribuir al desarrollo de los países. Como se verá a continuación, el abandono del enfoque humanitario en la política migratoria, conlleva la criminalización de la pobreza y de la migración, debido a la determinación de la figura del extranjero como una potencial amenaza para la estabilidad o el orden público de las naciones. Por ello, el marco interpretativo de la Teoría de la Securitización de la Escuela de Copenhague y los nuevos enfoques de los Estudios Críticos de Seguridad, servirán para comprender cómo la militarización de la política de control de flujos migratorios ha ido adquiriendo una mayor dimensión en el panorama internacional, gracias también a la globalización de los riesgos.