Las empresas, como parte de su responsabilidad ante la sociedad, pueden y deben contribuir al empleo y el emprendimiento. Pueden contribuir a través de la creación de empleos directos, en condiciones compatibles con la dignidad humana, y en particular a la reducción del desempleo juvenil a través de su participación en programas de aprendizaje y entrenamiento. Indirectamente pueden hacerlo a través de su involucramiento en la educación para el empleo. Pueden contribuir a la creación de empresas como parte del desarrollo de la cadena de valor y como parte del desarrollo local en las comunidades donde opera. Puede y debe además contribuir el emprendimiento directo a través de acciones de filantropía estratégica y la incorporación de emprendimientos en sus empleados e indirectamente través de mentorías y el apoyo a las instituciones y políticas. Pero todo esto requiere de un ecosistema que apoye estas actividades, en particular de políticas públicas conducentes, especialmente en educación y en el desarrollo del sistema financiero y marco legal. Estas actividades se deben potenciar a través de alianzas entre empresas y entre éstas y los gobiernos y la sociedad civil, tanto para las políticas como para las acciones.
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