En 1835, el esclavo cubano Juan Francisco Manzano escribió su autobiografía, cumpliendo con el encargo del abolicionista Domingo del Monte. El manuscrito original muestra un narrador psicológicamente escindido que lucha consigo mismo y proyecta una tonalidad terrorífica que produce una gran empatía a sus lectores. En oposición al horror, la modalidad terrorífica se define por su tendencia a la ocultación, al tiempo que crea incertidumbre e intriga. Esto es visible en los múltiples episodios de tortura en el texto, en el cual el narrador se centra en los momentos previos al suceso, evitando descripciones gráficas. A través del análisis de la transcripción del manuscrito de William Luis, arguyo que esta tonalidad logra expresar la experiencia de la esclavitud, una condición desconocida para la gran mayoría de los lectores. Gracias a un proceso imaginativo, los lectores pueden tener acceso a la experiencia y sentir empatía por el esclavo en el umbral del horror.
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Cambridge University Press